Cómo empecé a escribir fantasía épica
Desde muy chica amé los libros y lo que podían despertar en mí. La fantasía fue mi refugio, mi fuego sagrado, ese lugar donde todo lo imposible podía tener forma y sentido.
Siempre fui una lectora apasionada, pero durante mucho tiempo no imaginé que yo también podía escribir. Hasta que, en un momento muy extraño de mi vida —cuando todo se desordenó, cuando el caos se volvió total—, tomé una decisión inesperada: empezar a crear mi propio mundo fantástico.
A veces el peor momento se vuelve el mejor punto de partida. A veces esperar el momento perfecto solo retrasa el verdadero viaje.
Como alguna vez cantó Cerati: «Sacar belleza de este caos es virtud». Y yo creo que escribir fantasía es, justamente, eso: transformar el desorden en universo, el dolor en símbolo, el deseo en mapa.
Mi primer paso fue soñar con una historia que se expandía sola, como si ya existiera antes que yo. Pero lo más importante no fue el destino, sino todo lo que apareció en el camino: ideas, personajes, símbolos, personas que me acompañaron sin saberlo.
Hoy comparto acá ese viaje. Porque escribir no es solo inventar, es también abrir una puerta para que otr@s entren y se reconozcan.
Si alguna vez creíste que eso que te apasiona era imposible… tal vez ahí empieza tu propia magia.